La iglesia es el beneplácito de
Dios
a fin de que en Cristo
todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza
a través de la iglesia como el medio
En segundo lugar, la iglesia es el beneplácito de
Dios a fin de que en Cristo todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza a
través de la iglesia como el medio (Ef. 1:9-10). Cuando Dios se encarnó y llegó
a ser el hombre llamado Jesús, Él laboró viajando por Galilea, Judea y
Jerusalén durante tres años y medio. Durante ese tiempo Él estaba dedicado
simplemente a llevar a cabo Su beneplácito. Dios creó todas las cosas, pero
Satanás lo había derribado todo. Así pues, el universo llegó a estar derruido,
en completo colapso, completamente corrompido y sumido en confusión, y todas
las cosas habían sido puestas en el orden equivocado. Satanás se erigió como el
enemigo de Dios que combatía en Su contra. Sin embargo, incluso esta batalla
contribuye al cumplimiento del beneplácito de Dios. Hoy en día somos bendecidos
al poder ver lo que ven nuestros ojos. En estos días doy gracias al Señor
porque no solamente leemos acerca del beneplácito de Dios, sino que vemos cómo
se lleva a cabo. El beneplácito de nuestro Dios es que en Cristo sean reunidas
todas las cosas bajo una cabeza, es decir, que toda Su creación que había sido
esparcida, fuese reunida en Cristo bajo una cabeza; y el canal o medio para
conseguir esto es la iglesia. El resultado final será la Nueva Jerusalén en el
nuevo cielo y la nueva tierra. Cuando Dios ve todo esto, Él ve Su beneplácito.
La iglesia es el medio para que Dios obtenga dicho beneplácito.
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