La iglesia, la cual fue adquirida
(redimida)
por Dios con Su propia sangre,
es objeto del amor de Dios
En cuarto lugar, la iglesia, por ser objeto del
amor de Dios, fue adquirida, es decir, redimida, por Dios con Su propia sangre
(Hch. 20:28). La sangre derramada por Jesús en la cruz fue la misma sangre de
Dios. Dios derramó Su propia sangre a fin de pagar el precio requerido para
redimir la iglesia. La iglesia fue y es objeto del amor de Dios. El amor de
Dios necesita de un objeto. La esposa es objeto del amor del esposo. En la
Biblia, el romance entre hombre y mujer se usa para ilustrar el romance divino
de Dios. La iglesia es la mujer de este romance, es decir, ella es objeto del
amor divino.
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