Decirselo a el

 

DECIRSELO A EL

Lectura bíblica:                                                                                                                 Himno 119

Fil. 4:6-7       Por nada estéis afanosos, sino en toda ocasión sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de oración y súplica, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús

NUESTRO DIOS SIMPATIZA CON TODOS

La Biblia registra muchos casos en los que el Señor habló a los hombres. Pero no muchas ocasiones en las que el hombre se le acerca a El para decirle algo. Nuestro Señor es un Señor en le cual el hombre puede confiar. Los hombres pueden decirle fácilmente al Señor lo que quieran, cualquier tipo de palabras. A partir de estos pasajes, podemos ver que el Señor simpatiza con nosotros. Muchas veces sufrimos, otras estamos gozosos. Muchas veces necesitamos de alguien con quien compartir nuestra pena o nuestra alegría, pero no logramos encontrar a nadie.

EL CUIDA DE NOSOTROS

Muchas veces pensamos que el Señor es grandioso. Aunque El sea grandioso, no deja de prestar atención a las cosas pequeñas. Podemos pensar que lo que le decimos tiene que ser algo grande pues de otra manera no nos escucharía. Nos damos muy poca cuenta de que el Señor nunca deja de lado las cosas pequeñas. No hay nada que sea tan pequeño que el Señor no pueda escuchar. El está dispuesto a escucharlo todo, escucha todo lo concerniente a nosotros. El estaba dispuesto a escuchar a Sus discípulos e incluso a los discípulos de Juan. Estos habían seguido a Juan durante un largo tiempo y uno puede imaginar el afecto que le tenían a Juan. Cuando su maestro murió, ¿cómo no habrían de estar entristecidos? La Biblia no menciona que se quejaron de Herodes, ni tampoco que lloraron durante todo el día. Tan solo enterraron el cuerpo de Juan y fueron a decírselo a Jesús.

EL ESTA DISPUESTO A ESCUCHAR  DE TODO

Debemos darnos cuenta de que cuanto andamos diligentemente con el Señor y derramamos nuestro corazón a El, hemos avanzado en nuestra intimidad con El y le conocemos un poco más. Tener contacto íntimo con El de esta manera es cientos de veces mayor que tener tan solo una comunión ordinaria con El. Es mediante esta manera de contactarlo que avanzamos en vida. Debemos presentarle al Señor nuestros problemas, entonces El puede consolarnos y ayudarnos. Si alguien nunca ha derramado lagrimas ante el Señor, si nunca ha compartido su gozo o su tristeza con El y si nunca le ha contado sus asuntos privados ni tuvo comunión íntima con El; nunca ha podido identificarse plenamente con El. No estamos diciendo que usted no deba pedir a otras personas que oren por usted o que le ayuden. Lo que estamos diciendo es que uno solamente puede acercarse más al Señor al contarle todo a El.

Una vez que los discípulos de Juan le contaron al Señor acerca del dolor que les embargaba, todos los problemas desaparecieron. Sin importar que es lo que le digamos, El escuchará. A ningún hombre le es posible simpatizar con todos. Nuestro Señor puede simpatizar con cualquiera y se interesa por cada uno de nuestros problemas. Parecería que Su corazón solo se ocupa únicamente de nuestros problemas. El lleva todas nuestras aflicciones. Sin importar cuán débiles seamos, El lleva todas nuestras tristezas; por más de que seamos débiles, El nos prestará atención. y llevará nuestras tristezas.

SU PRESENCIA RENUEVA NUESTRA FUERZA

¿Que es lo que el Señor hizo luego de escuchar  a Sus discípulos? Dijo: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:31). El Señor hizo esto para que puedan descansar un poco. Muchas veces, cuando estamos tristes o deprimidos, nos vamos privadamente a descansar a un lugar desierto. Pero estas ocasiones frecuentemente nos distraen más de lo que estábamos antes de ir al lugar desierto. Nuestro Señor no solamente dijo a Sus discípulos que vayan al lugar desierto a descansar; les dijo que vayan con El. La presencia del Señor les proporcionó un dulce descanso y renovó su fuerza (The Collected Works of Watchman Nee [Obras seleccionadas de Watchman Nee]