lunes, 6 de febrero de 2017
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El tercer punto de
nuestra comisión es el perfeccionamiento de los santos. El apóstol Pablo habla
de esto en su carta a los efesios: “Y El mismo dio a unos como apóstoles, a
otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del Cuerpo de Cristo” (4:11-12). Dios desea que todos los
creyentes sean perfeccionados para la obra del ministerio, la cual es la
edificación del Cuerpo de Cristo. Pablo dice claramente que el Señor nos ha
encomendado la obra de perfeccionar a Sus creyentes; por tanto, esto también es
parte de nuestra comisión.
Los santos son
perfeccionados mediante el pastoreo, el cuidado, la intercesión y la enseñanza
mutuos en los grupos pequeños (He. 10:24-25). Esto se hace mayormente en los
hogares de ellos, en grupos de unas diez a quince personas, semana tras semana.
Durante estas pequeñas reuniones de grupo, los hermanos y las hermanas se hacen
preguntas el uno al otro. No hay necesidad de asignar oradores o maestros,
porque todos los creyentes pueden perfeccionar a los demás, hasta cierto grado.
Al estar abiertos al buen depósito que todos tenemos por dentro, los santos
pueden ser perfeccionados por todos los miembros de estos pequeños grupos.
Pablo habla de este perfeccionamiento mutuo en Efesios 4:16: “De quien todo el
Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y
por la operación de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo
para la edificación de sí mismo en amor”. Como creyentes en Cristo seguimos el
perfeccionamiento de los santos en todas las iglesias.
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